El jefe de un joven es secuestrado. La responsable contacta con el joven demandando un rescate, matizando que no debe hablar con la policía o mataran a su jefe. El joven odia a su jefe y considera rápidamente la segunda opción. Antes de materializar la llamada a la policía su jefe es liberado, aunque le han deformado la cara. A partir de ese momento las cosas no serán lo mismo en la oficina. Además, la secuestradora no ha terminado con el joven, ¿o es el joven el que no ha terminado con ella?

Texto presentación
– por Josian Pastor:

Sergio Vilchez Vidal ataca de nuevo. Y ha venido para quedarse. Ya está aquí con su nuevo libro cargado de situaciones cómicas y surrealistas. Ensoñaciones y desvaríos sexuales que invaden lo cotidiano como si nos hubieran fumigado con el gas de la risa.

Poneos como queráis parece el trabajo final de un master sobre el absurdo, y como tal, es difícil de catalogar. La academia define el absurdo como lo irracional, arbitrario o disparatado, sin sentido, extravagante. El mundo interior de Vilchez, cargado de paranoias y psicodelias varias, es quizá el memorándum de alguna fumada mítica, o quizá una indigestión de golosinas impregnadas en ácido lisérgico mientras se traga una y mil veces la serie infantil Las Supernenas en su versión porno (todavía por estrenar).

Poneos como queráis es un “vademécum” para los guionistas de lo corrosivo y brutal, capaz al mismo tiempo de arrastrarte a la carcajada incontrolable. Una obra diseccionada a conciencia en la que secuestradores, drogas, perros setenteros, personajes de cómic infantil transformados en terribles monstruos sexuales y alcohol en grandes dosis no son sino el aperitivo de todo un menú literario diseñado por el nuevo chef del absurdo.